Al igual que todos los años la Virgen de Capilludos se convertirá en el centro de nuestras vidas, de nuestros anhelos y de nuestras esperanzas. Todos tenemos nuestras peticiones a la Virgen y nuestra fe depositada en su figura que siempre nos acompaña y que nunca perdemos aunque las adversidades nos toquen en lo más profundo de nuestro alma.
Por primer año desde que tengo el honor de presidir esta corporación, no podré acompañaros en algún acto de los programados, un tema familiar me impedirá disfrutar de nuestras fiestas como todos los años he hecho, aunque por supuesto, mis pensamientos estarán con todos vosotros.
Por supuesto que este contratiempo personal no impedirá que todos puedan disfrutar de unas fiestas hechas con el cariño y con la pasión que toda la corporación pone en su realización y desempeño.
Me gustaría despedir este prólogo acordándome de todos los que no nos pueden acompañar y que ya no están con nosotros físicamente y pedir a sus familias y amigos que disfruten tal y como ellos hubieran querido.
Con el deseo más profundo quiero decir que ¡Vivan las fiestas y que viva la Virgen de Capilludos!